22 junio 2004

Carta al comisario del cielo

Lo decidí antenoche mientras iba
caminando sin rumbo y sin apuro
bajo la lluvia lenta mansa justa

no voy a ir así que no me espere
usted dirá qué tipo quién lo entiende
con un cielo sin fin tan confortable
empedrado sin malas intenciones
un sueño tan formal y tan a gusto

ah me consta que el cielo ha mejorado
sus condiciones habitacionales
con un confort solemne y cibernético
con nuevos eugenistas y mitólogos

con reinas de belleza y vendimia
y un escuadrón de arcángeles acróbatas
custodios de oraciones voladoras
con bromas sobre Dios y sobre el diablo
con leyes contra el diablo únicamente
y una gendarmería insuperable

(todos los comisarios van al cielo)

y una censura seca y puritana
(ya sé que a los censores corresponde
la provincia celeste de los cuáqueros)

me consta que allí están los delatores
si delataron por la buena causa
y los torturadores si invocaron
a Dios la democracia y la familia

me consta que allí están los impotentes
insospechables de concupiscencia
y los estafadores si estafaron
antes e darse a la filantropía

me costa todo eso y sin embargo
usted dirá qué tipo quién lo entiende
yo me conozco y sé que extrañaría
ha de ser deprimente no ver rostros

prolíficamente subversivos
ni suicidas colgados de ideales
ni la nostalgia de la carne alegre
ni el peligroso honor de la blasfemia
ni víctimas de un asco melancólico
o de un calambre de desobediencia

Mario Benedetti (Próximo Prójimo)

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