30 julio 2004

Ser y estar

Oh marine
oh boy
una de tus dificultades consiste en que no sabes
distinguir el ser del estar
para ti todo es to be

así que podemos aclarar las cosas
por ejemplo
una mujer es buena
cuando entona desafinadamente los salmos
y cada dos años cambia el refrigerador
y envía mensualmente su perro al analista
y sólo enfrenta el sexo los sábados de noche

en cambio una mujer está buena
cuando la miras y pones los perplejos ojos en blanco
y la imaginas y la imaginas y la imaginas
y hasta crees que tomando un martini te vendrá coraje
pero ni así

por ejemplo un hombre es listo
cuando obtiene millones por teléfono
y evade la conciencia y los impuestos
y abre una buena póliza de seguros
a cobrar cuando llegue a sus setenta
y sea el momento de viajar en excursión a capri y a parís
y consiga violar a la gioconda en pleno louvre
con la vertiginosa polaroid

en cambio
un hombre está listo cuando ustedes
oh marine
oh boy
aparecen en el horizonte
para inyectarle democracia.

Mario Benedetti (1970)

27 julio 2004

Puedes juntar las manos

La gente dice:
Polvo,
Sideral,
Funerario,
y se queda tranquila,
contenta,
satisfecha.
Pero escucha ese grillo,
esa brizna de noche,
de vida enloquecida.
Ahora es cuando canta
Ahora y no mañana
Precisamente ahora.
Aquí.
A nuestro lado...
como si no pudiera cantar en otra parte.
¿Comprendes?
Yo tampoco.
Yo no comprendo nada.
No tan sólo tus manos son un puro milagro.
Un traspiés,
un olvido,
y acaso fueras mosca,
lechuga,
cocodrilo.
Y después...
esa estrella.
No preguntes.
¡Misterio!
El silencio.
Tu pelo.
Y el fervor,
la aquiescencia
del universo entero,
para lograr tus poros,
esa ortiga,
esa piedra.
Puedes juntar las manos.
Amputarte las trenzas.
Yo daré mientras tanto tres vueltas de carnero.

Oliverio Girondo

25 julio 2004

a Carlos Cortés

Mi amigo dice que ya que no escribirá poemas
que ya lo dijo todo como poeta
que de ahora en adelante solo novelas

como si la Poesía fuese un país
del que se pudiera exiliar

como si la democracia de la Poesía
tolerara disidentes

como si fuese nacionalidad
que se pudiese renunciar

renuncia uno a las bendiciones
no a las maldiciones

como si pudiera escapar de la locura
como si quisera apagar la última candela
encendida de universo

como si las novelas fueran lo mismo
como si una novela te pudiera matar de un tiro
o salvar del frío

como si no fuera pecado dejar de escribir poemas
como si el diablo te permitiera incumplir
el pactoy te devolviera el alma

como si existiera antídoto

a ver si a la mitad de la botella dice
"voy a escribir una novela"
a ver si se lo permiten los vampiros

mi amigo vino a entregar el carné
la contraseña y el uniforme

vino a pedir devolución de los cuotas
de la asociación
vino a devolver las medallas
por buen comportamiento
a aclarar las notas por mala conducta
en la escuela

como si se pudiera renunciar al espejo
a la furia
al abismo
al fuego
al miedo
al aceite

"La Asamblea tiene el agrado de comunicarle
estimado poeta
que se le rechaza la renuncia
por prematura
y por no cumplir usted
el requisito básico
de morirse primero"

Jose María Zonta - "Ladrones"

17 julio 2004

No hay olvido

Si me preguntáis en dónde he estado
debo decir "Sucede".
Debo de hablar del suelo que oscurecen las piedras,
del río que durando se destruye:
no sé sino las cosas que los pájaros pierden,
el mar dejado atrás, o mi hermana llorando.
Por qué tantas regiones, por qué un día se junta con un día?
Por qué una negra noche se acumula en la boca? Por qué muertos?
Si me preguntáis de dónde vengo,
tengo que conversar con
cosas rotas, con utensilios demasiado amargos,
con grandes bestias a menudo podridas
y con mi acongojado corazón.
No son recuerdos los que se han cruzado
ni es la paloma amarillenta que duerme en el olvido,
sino caras con lágrimas, dedos en la garganta,
y lo que se desploma de las hojas:
la oscuridad de un día transcurrido,
de un día alimentado con nuestra triste sangre.
He aquí violetas, golondrinas,
todo cuanto nos gusta y aparece
en las dulces tarjetas de larga cola
por donde se pasean el tiempo y la dulzura.
Pero no penetremos más allá de esos dientes,
no mordamos las cáscaras que el silencio acumula,
porque no sé qué contestar:
hay tantos muertos,
y tantos malecones
que el sol rojo partía,
y tantas cabezas que golpean los buques,
y tantas manos que han encerrado besos,
y tantas cosas que quiero olvidar.

Pablo Neruda

15 julio 2004

O todos o ninguno

Esclavo, ¿quién te liberará?
Los que están en la cima más honda
Te verán, compañero, tus gritos oirán.
Los esclavos te liberarán.
O todos o ninguno.
O todo o nada.

Uno solo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno.
O todos o nada.

Hambriento, ¿quién te alimentará?
Si tú quieres pan, ven con nosotros,
Los que no lo tenemos.
Déjanos enseñarte el camino.
Los hambrientos te alimentarán.
O todos o ninguno.
O todos o nada.

Uno solo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno.
O todos o nada.

Hombre perdido, ¿quién se arriesgará?
Aquél que ya no puede soportar
su miseria , que se unen a los que luchan
porque su día sea el de hoy
y no algún día que ha de llegar.
O todos o ninguno.
O todos o nada.

Uno solo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno.
O todos o nada.

Bertold Bretch

14 julio 2004

La vida no vale nada

La vida no vale nada
si no es para perecer
porque otros puedan tener
lo que uno disfruta y ama.

La vida no vale nada
si yo me quedo sentado
después que he visto y soñado
que en todas partes me llaman.

La vida no vale nada
cuando otros se están matando
y yo sigo aquí cantando
cual si no pasara nada.

La vida no vale nada
si escucho un grito mortal
y no es capaz de tocar
mi corazón que se apaga.

La vida no vale nada
si ignoro que el asesino
cogió por otro camino
y prepara otra celada.

La vida no vale nada
si se sorprende a mi hermano
cuando supe de antemano
lo que se le preparaba.

La vida no vale nada
si cuatro caen por minuto
y al final por el abuso
se decide la jornada.

La vida no vale nada
si tengo que posponer
otro minuto de ser
y morirme en una cama.

La vida no vale nada
si, en fin, lo que me rodea
no puedo cambiar cual fuera
lo que tengo y que me ampara.

Y por eso, para mí,
la vida no vale nada.


Pablo Milanés (1975)